sábado, 21 de marzo de 2009

La escritura en reposo

Confieso que una de mis mayores fantasías durante los años infértiles era que cuando estuviera embarazada iba a tener que hacer reposo, y así podría dedicarme, por fin, a la escritura.

Siempre es útil encontrar un buen motivo para quejarse. Algo en lo que se deposite el infortunio de la vida. En aquel entonces, además de no quedar embarazada me atormentaba la idea de estar dedicándome a otra cosa, en lugar de ocupar todo mi tiempo y cabeza en la literatura. Para fastidiarme un poco más, pensaba: decidir a qué dedicarme depende enteramente de mí, a diferencia del embarazo en el que intervienen fuerzas azarosas desconocidas que nunca estuvieron a mi alcance.

Ahora bien, la fantasía siempre dista de la realidad, eso lo he comprobado en más de una oportunidad. Tal vez por eso pensaba que solo tenían que obligarme a permanecer en casa para derrochar palabras en el teclado. Se trataría de sentarme y hacerlo. En la práctica es cierto, pero a decir verdad hacen falta algunas otras cosas. Fundamentalmente, estímulos. La cabeza necesita estar humedecida de ideas, situaciones, personajes, sentimientos, dificultades, etc.

El reposo atenta contra todo eso. Se ajusta perfectamente a la palabra que lo define. La mente también reposa y se produce una suerte de letargo muscular que alcanza el cerebro en su función más rica: la creación. Será porque todos los esfuerzos están puestos en el útero. Digo, la creación pasa por ese lado en esta coyuntura de mi vida. Dudo que sea una cuestión sanguínea en el sentido irrigatorio del término. Más bien, sospecho que mi cabeza está cercada por el miedo. Temer es detenerse, fantasear es avanzar flotando. Si me entrego al divagar sin fin puede que, en el camino, me ilusione con la idea de tener un hijo y en verdad no puedo tener certeza de que eso vaya a suceder. Digamos simplemente que tengo grandes chances. Será que ese temor ha interceptado también mi imaginación literaria. Escribir sobre la imposibilidad de escribir, ya es un modo de mover estratégicamente el alfil, ahora es cuestión de ver si hago jaque mate y escribo un cuento como la gente.

1 comentario:

majito dijo...

Viste que las fantasias rara vez se cumplen???
JA JA JA!
Dale, escribite un cuento que me encanta como escribis! Despues cambiando pañales no vas a poder!!!
Besos