miércoles, 15 de julio de 2009

¡Preparate!

Para no abandonar mi habitual sarcasmo, se me ha venido a la cabeza esta palabra que tanto he escuchado estos meses y que ahora me repiten aún más, y retumba en mi atorada cabeza.
Es una suerte de imperativo. En cualquier otra situación pondría manos a la obra. Como un movimiento automático desencadenado por una sola palabra.
En esta situación juro que quisiera hacer lo mismo pero me quedo girando en falso sin saber qué hacer. Como cuando jugas por primera vez a un video juego y no sabes para dónde carajo llevar al muñequito.

Entonces me pregunto: ¿se puede estar preparado para las grandes cosas de la vida? Digo, prepararse implica cierta anticipación. Uno presume qué va a suceder, lo imagina, arma la escena en la cabeza y prepara lo que supone necesitará. Herramientas, cabeza, todo. En verdad, estoy convencida de que uno sabe qué sucedió sólo cuando mira hacia atrás. Recién ahí se puede hablar, significar. Mientras está ocurriendo no hay mucho que se pueda decir, mucho menos se puede saber qué está pasando. Todo eso es una construcción que se arma luego, a posteriori de haberlo vivido. Nadie sabe cuál será la noche inolvidable de su vida mientras está viviéndola. Pasa que nadie te dice nada, surge y te das cuenta después.
Tener un hijo, en cambio, suele ser el momento más importante de la vida de la gente y es posible sospecharlo de antemano.
Ahora bien, cómo se hace cuando verdaderamente uno no puede imaginarse la situación. Cuando no hay representación posible en la cabeza porque sencillamente es algo completamente nuevo. Cuando no hay manera de creerse que las cosas estarán bajo control. He visto niños recién nacidos, he ido a maternidades con la bolsita de regalo, lo he visto por televisión, me lo han contado. Pero mi punto de vista en todas esas ocasiones ha sido el de espectadora. Y si bien he tenido tiempo de sobra para desearlo, hoy que estoy a punto de tener el rol protagónico simplemente no puedo imaginarlo. Cuando hago esfuerzos por figurar la escena en mi cabeza, persiste cierta sensación de extrañeza porque es una imagen compuesta de retazos de experiencias ajenas.

No sé si es de madre desamorada, pero honestamente, no me imagino la cara de mi hijo. Hace unos días me sorprendí imaginándolo medio morocho y recién después de varios paseos por esas ideas me di cuenta de que las chances de que sea morocho son escasas. Yo soy rubia y mi marido castaño claro. A menos que se hayan confundido de frasquito, las posibilidades son prácticamente nulas. Me encantan los morochos, pero la genética es la genética. Ahí descubrí que la cabeza cabalgaba por un mundo inexistente, totalmente despegado a la realidad.

Por una vez hay una frase hecha que confirmo ciento por ciento: que sea sanito. Creo que no la he dicho en ninguno de los días que han compuesto este embarazo, pero hoy puedo decirles que refleja exactamente la sensación que tengo, el deseo, lo único que anhelo. No espero nada más que eso. Fíjense que estaba dispuesta a recibir a un bebé morocho, sin que siquiera me resultara extraño.
En verdad, no siento culpa de no imaginarlo. Mientras escribo se me vienen a la cabeza, ciertos años de mi adolescencia, la época de las citas a ciegas. Sin una foto era francamente imposible imaginar un rostro que nunca había visto. Y no seamos necios, a pesar de habitar en mi panza, no nos hemos visto nunca las caras. Así que bueno, pronto tendré una cita a ciegas con mi hijo. Con una gran diferencia respecto de aquellos encuentros: seguro me voy a enamorar de él. Mi hijo, en cambio, por su propio bien, tendrá que desenamorarse pronto.

7 comentarios:

Naticande dijo...

La realidad es que siendo sarcastica como sos, seguramente criticaras con saña partes del cuerpo de tu hijito y él tendra que lidiar con ese trauma... o decidira hablarte de las arrugas o de los kilos de mas que tenes cuando tengas 45 y te caiga como una patada al higado...
Vas a ser muy objetiva con vos y con él y eso va a hacer que te rias mucho, te lo juro.
A Camila le deciamos Monina (por no decirle Monita, ya que eso parecia: un monito titi) y a mi me mataba la desproporcion que los dos niños tenian en el espacio entre la nariz y la boca, era inmenso, totalmente fuera de lugar en una cara tan pequeña, ademas de que Joaquin tenia los dedos muuuuy largos y daba impresion.
Todo eso lo vimos con el caradura de mi marido, cuando eran chiquitos y todos nos decian que eran preciosos. Y nosotros nos reiamos de sus imperfecciones como locos.
No te prepares para nada, relajate que por una vez la naturaleza esta actuando sobre tu cuerpo. Desde los tratamientos hasta ahora, es el momento mas cerca a que sea algo natural todo, aunque no venga natural, en este punto tu cuerpo solito es el que esta decidiendo que no salga y Fede tambien.

Besotes

Consuelo? dijo...

Zeta :

Aunque no hemos tenido la misma experiencia, yo también he pasado un embarazo completamente en reposo, tal cual tu lo planteas la imaginación vuela cuando se acerca el momento de dar a luz, en mi caso fué cesarea y no por ello menos mágico.

Cuando se busca un embarazo, cuando se cuida de este y más aún cuando nos enclaustramos por lograr tan anhelado sueño..... llega al fín el momento de poder respirar profundo, lamentablemente no logré oir a mi hijo llorar, pero era mi hijo, me deshidraté llorando después del parto, fué una mezcla entre desahogo y felicidad, si hasta mi Doc lloró conmigo.

Dalo por hecho que el enamoramiento será mutuo y progresivo, no importa si estás toda transpirada por el trabajo de parto o en estado shock por haber culminado una etapa agotadoramente dolorosa, el tema de los genes pasa a segundo plano, porque ese hijo es el hijo perfecto para ambos y ambos son los padres perfectos para el... con el tiempo esta amarga y dulce espera será simplemente la antesala a la experiencia mas linda que he tenido en toda mi vida y si viviera de nuevo no borraría ni un solo detalle de todo lo vivido.

Como anecdota, cuando nació mi hijo, todos llegaban a ver si tenía mis ojos, para la pena de todos son marrones..... si toda mi vida me han identificado por mis ojos, a él por su risa tan particular

Luisina Serenelli dijo...

Imposible prepararse para el shock emocional de sentirse uno con ese ser que es otro...es igual que cuando te dicen "dormí ahora que después" jajaja...como si fuera acumulable el dormir.
Qué lindo que ya llegue tu bebito...todo lo mejor para ustedes...y gracias ;-)

Verte dijo...

Yo tampoco me imaginaba la cara de mi hijo. Ni me emocioné en la 4D. Y como a vos, tampoco me dio culpa.
No te preocupes, los hijos te sorprenden. En todo sentido.
Eso sí, el puerperio es inimaginable, hay que vivirlo.
Pero termina bien, eh?

Flor dijo...

Yo soy de las que piensan que para esos momentos no hay preparación que valga. La parte buena es que cuando uno no se crea muchas expectativas se deja sorprender y no hay desilusiones...
Ya no veo la hora de que nos cuentes como fue tu encuentro con tu bebé! Ansiosa yo?

Pilot dijo...

Querida Z lo que surge en mí decirte es que comiences a imaginar el momento, que te animes a hacerlo porque está sucediendo.
No importa si es morocho, si vos apareces pintada,con las manos hechas y peinada de peluquería. Seguro cuando se produzca el encuentro va a ser único e inimaginable, pero quien te quita lo bailado.
Yo ya me estoy imaginando ese hermoso y mágico encuentro, igual quiero una crónica exacta y con lujo de detalles de parte tuya.
Estoy con vos.

Zeta dijo...

Ok, me relajo.
Naticande,
sabes que tenes razón, soy muy crítica y no creo que mi hijo escape a eso. Pobrecito... además de pediatra le voy buscando un psicoanalista. Es la madre que le tocó!!!
Bueno, a tus hijos se los ve muy bien, así que supongo que se sobrevive.

Luisina,
Sabes que me hiciste pensar con eso de "ese ser que es otro". Creo que ahí reside parte de la dinamita que estalla la cabeza. Porque llega un ser que es otro, pero que sale de uno. Porque ahora somos como dos en uno.
Decirlo es fácil, pero llegado el momento, la cabeza se queda corta para tamaña aexperiencia...

Gracias como siempre!

Besos.

Zeta